En primer lugar, tómate tu tiempo para leer este artículo. Siéntate, acomódate y relájate. ¿Por qué? Te lo explicaremos más adelante.

 

¿Conoces ese maravilloso postre francés llamado «Millefeuille»? El nombre de este delicioso dulce significa «mil hojas». Está formado por miles de capas de hojaldre rellenas de una exquisita crema. Disfruta de cada bocado y descubre de qué se trata el famoso «Art de Vivre» francés.

 

Empezaremos por la parte más obvia: la palabra «francés» o «Francia». Su rica historia, su patrimonio, su gastronomía, sus vinos, sus innumerables edificios suntuosos, sus galerías, sus famosos artistas, escritores, filósofos, chefs... La lista es interminable. Pero eso es solo el principio. Es bien sabido que Francia celebra «la buena vida» y que sabe apreciar especialmente la cultura, la música, el arte, la comida y el vino.

 

Para los franceses, el arte de vivir no es solo una expresión. Es algo de suma importancia. Es la base de una vida sana y equilibrada.

 

Incluso a los que vivimos en Francia nos resulta muy difícil, y hasta imposible, definir de forma precisa lo que significa el «Art de Vivre» francés. Aun así, hemos elaborado una lista de los principales elementos del arte de vivir francés. Esta lista no es exhaustiva, lo que hace que sea aún más interesante.

 

El arte de no hacer nada: tómate tu tiempo. Relájate. Disfruta del momento. No vayas corriendo por la calle con el café de la mañana. Date el tiempo de no hacer nada. Entretente. Siéntate solo en un restaurante. Visita a tu gente. Lee el diario.

 

Gastronomía y vino: disfruta de una comida y de un vino excelentes, sabiendo lo que comes. Conversa con las personas con las que estás compartiendo tu comida. Come intuitivamente con moderación.

 

Detalles: prestamos especial atención a los detalles en muchas cosas: al elegir los ingredientes adecuados para cocinar y los correctos maridajes del queso. O al añadir un «accesorio» que convierte un atuendo sencillo en un modelazo.

 

Calidad: selecciona calidad en vez de cantidad. En todo. Especialmente en la comida.

 

Placeres cotidianos: saborea los pequeños momentos y convierte las simples rutinas diarias en ocasiones de disfrute. Si no te das ningún gusto, ¿en qué consiste disfrutar de la vida?

 

Elegancia: en Francia, nos gustan las cosas y las personas elegantes. ¿Qué significa ser elegante? Hablaremos de eso en otro momento.

 

Sofisticación informal: sí, los franceses son sofisticados, cultos y educados, pero también son casuales e informales, aunque de una forma auténtica y natural.

 

El arte de la conversación: en Francia, nos gusta intercambiar ideas, cultivar una mente crítica y defender nuestro punto de vista. Podría decirse que somos los maestros de la conversación. Es divertido e inspirador.

 

El arte de recibir invitados: aunque prestamos mucha atención a los detalles y a la calidad, no solemos complicarnos cuando organizamos una comida. El anfitrión no está preso en la cocina, sino disfrutando, primero, de un aperitivo junto con los invitados, y compartiendo después con ellos el resto del menú.

 

¿Sabes qué es lo más gracioso de todo? Los franceses que se sientan en un bar a debatir y pasar horas «à refaire le monde autour d’un verre» (cuya traducción aproximada sería «arreglando el mundo en torno a una copa») seguramente no estén de acuerdo con esta definición del «Art de Vivre». Al menos en lo que se refiere al debate.